domingo, 30 de noviembre de 2008

Prólogo de una historia de princesas poco convencionales (parte 10)

Al día siguiente le echaría la culpa al alcohol pero hoy creo que la locura habría sido no haberlo hecho. Nuestras bocas se fundieron en un beso que nos hizo volver a nacer.
Sus labios se dejaron caer tiernamente sobre los míos, como una mariposa que se posa suavemente sobre una flor. Las dos recorrimos lentamente nuestras bocas. Nuestras lenguas eran turistas extasiados ante una maravillosa ciudad. Nada nos había preparado para tanta belleza. La confianza fue creciendo de la mano de la pasión.
Yo ya había besado antes a personas de ambos géneros, pero ningún beso pudo siquiera parecerse a aquel. Todo su esplendor se desplegó ante mí en solo un instante, como se expanden los colores en el horizonte en un amanecer. Su hermosura era tanta que sobrecogía. Si no fuera porque sentía bajo mis manos el tacto de una piel de una suavidad prohibida habría creído que estaba soñando. Ella misma, sus movimientos, su seguridad… tenían encerrados en su ser la perfección de lo onírico.
Su cuerpo era un nuevo mundo que recorrer, totalmente diferente al masculino y mucho más interesante. Un nuevo paraíso rico en nuevas experiencias, en nuevas posibilidades, en nuevos sueños que soñar. Su piel se extendía hasta lo inimaginable y cada trozo escondía mil secretos.
Sus propias caricias eran mucho más penetrantes que todas las que antes había experimentado. Eran tiernas, pero sensuales; suaves, pero exactas. Sentía sus pequeñas uñas recorriendo ligeramente mi piel, como mansos rastrillos que marcaban el terreno donde se cultivaría un nuevo amor. Porque era el tiempo de la cosecha, el momento de sembrar nuestras ilusiones y nuestras ganas de cambiar el mundo.
El molino fue testigo de uno de los momentos más intensos de nuestras vidas. Cuando nuestro ritual hubo acabado, ella me miró, aún sonrojada, con esos ojos verdes que llevaban un rato cerrados de placer.
-Esto es lo que yo necesitaba, marcar mi propio camino. Gracias por ayudarme a encontrar mi senda.
-Laura, no todo es tan sencillo.
-Sí lo es, es la cosa más fácil del mundo. Yo te quiero y tú me quieres. Podemos ser felices Sara, podemos tener una historia juntas, una historia en la que tú ya te has convertido en mi princesa. No tengo ganas de príncipes que se convierten en sapos al besarlos, de ogros vestidos de caballero. Que dices tú? Quieres que empecemos a contar la historia?
No lo pensé. Ella tenía razón, yo la quería. En ese momento, encerrada con ella en nuestro improvisado castillo de ilusión no tenía dudas.
-Será un honor Laura.
El sonido de mi móvil nos despertó de nuestro sueño. Mi madre estaba realmente enfadada porque aún no había llegado a casa y nadie sabía dónde estaba. Intercambiamos rápidamente nuestros números de teléfono. Con un último y fugaz beso, mucho más ligero que el primero, me despedí de Laura sin decir nada más.
En el camino a casa las cosas se fueron poniendo poco a poco en su sitio. Ese día todo había sido muy extraño, demasiado extraño. Los sucesos se reproducían en mi cabeza como si acabase de ver una película muy impactante. Los pensamientos me hicieron levantar dolores de cabeza. Intenté relajarme y dejar el tema pero Laura, mi recién estrenada novia, no quería salir de mi cabeza.
Esa noche me dormí pensando en ella.
Solo a la mañana siguiente me di cuenta de que había cometido una locura.

8 comentarios:

Marí dijo...

Curioseando curioseando llegue hasta aquí... me gusta...Nuestras bocas se fundieron en un beso que nos hizo volver a nacer. A veces con un beso llegamos a darnos cuenta del sentido de nuestra vida...

Hada del lago dijo...

Ooooooooh! Que bonito! Cuanta pasión en tus palabras, cuanto cariño y cuanto amor entre dos personas que se quieren =)

Y bueno... dicen que el amor es ciego y la locura siempre le acompañana no?

A ver que pasa en la siguiente parte!

Un besiño princesa!

malena dijo...

En todo amor hay una dosis de locura. Yo creo que cuando se termina la locura empieza a apagarse también el amor.
Hermosísimo como has descripto esta parte de la historia.
Un besote!

Adriana dijo...

Hola Princesa, desde hace dos días vengo siguiendo esta historia, realmente tu capacidad narrativa es maravillosa.

Que no termine nunca esa locura de pasión.

Un beso grande.

PD: Voy a enlazarte para estar pendiente de tus actualizaciones, me ha encantdo tu blog, se respira mucho arte...

Silvia_D dijo...

El amor se alimenta de la pasión y nos envuelve en un halo de locura delicioso que hay que aprovechar al máximo... vivirlo...

Besos, mi princesa guapa :)

egomeow dijo...

Hasta me haces dudar de mis temillas, Sara jaja! me refiero a qué podría llegar a decirte que transmite más este texto tuyo que muchas de mis noches.
Un beso!

santero Delcolmo dijo...

Ay, esos cabos sueltos!
Es que si tu mamá llamaba media hora antes... o mejor, una hora después !!!

Anónimo dijo...

Que historia!espero que no termine nunca..joo y ahora a esperar otro capitulo =(
no tardeeees jajaj
bsts wapa