Lo observé con la mirada más seductora que mis brillantes ojos oscuros me permitían sostener. Apreté el cinturón de mi vestido suavemente para que percibiera mis curvas. Acaricié mi pelo mientras improvisaba mi guión, divertida. Laura me miraba también interesada. “Sí que me lo tomo en serio” -tuve que hacer un esfuerzo para no reír.- “La comedia empieza”
-Hola-dijo el camarero, servicial e interesado.- Qué te pongo?
-Me pones… me pones cachonda guapo-mi voz intentaba ser seductora, pero lo cierto es que me estaba muriendo de risa.
Él no percibió mi diversión. Se rió rápidamente y se acercó a mi cuello. Me moví ligeramente,para evitar que nuestras bocas se juntaran.
-Tú tampoco estás mal cielo. Qué haces después de las 10? Ahora estoy trabajando.
Giré disimuladamente mi cabeza para mirar a lo lejos a Laura. Ella tenía una mano en la boca para disimular su risa. Con la otra me hizo señas de que continuase. Lo había escuchado.
-Mmmm… pues esta noche seguramente daré una vuelta por aquí –fue lo primero que se me ocurrió.
-De noche… perfecto. Sabes, yo tengo un telescopio que te podría hacer ver las estrellas.
Su ridícula grosería me hizo una gracia bestial. No podía seguir fingiendo.
-Jajaja. Como sigas diciendo burradas las estrellas las vas a ver tú en pleno día de la patada que te voy a dar el telescopio.
Él puso una cara de miedo, pero rápidamente empezó a reír. Laura se deshacía en carcajadas.
-Sabes Teo-decidí lanzarme a comprobar si era mi amigo.- esto era solo una apuesta con esa loca de ahí detrás.
-Las dos estáis como cabras-sentenció él, recordando a la Lolita que había intentado seducirlo por un Martini. De pronto el asombro se agolpó en su cara-Cómo sabes mi nombre?
Laura también estaba sorprendida.
-Soy Sara. Cuando teníamos 5 años jugábamos juntos.
-De verdad? Joder, como has cambiado tía. Y que buena estás ahora!
-Gracias-sonreí.
-Ahora en serio… qué haces esta noche? Prometo tener el telescopio guardado.
-Jajaja. Sabes, creo que ni siquiera voy a estar por aquí esta noche.
-Vaya… entonces dame tu teléfono y ya te llamaré para quedar algún día.
Me despedí de Teo. Laura me miraba con admiración.
-Tú sí que eres una diosa.
-No! Solo una simple sacerdotisa.
-Aún tienes mucho que enseñarme. Has sabido usar tus armas con una corrección increíble. Sabes que es lo que no te fallará nunca.
-De verdad ? Y qué es ?
-Pues desde luego, tienes un cuerpo brutal y sabes el efecto que este causa en los hombres. Aparte tienes una mirada muy penetrante y oscura. Y, por supuesto, tienes una imaginación y un ingenio innatos. Pero eso tú ya lo sabes.
Yo no lo sabía y se me antojó extraña esa visión sobre mí misma.
-No lo tengo todo tan claro como crees.
-Sí lo tienes. Así podrás conseguir a la persona que quieras.
-Últimamente me pasa lo contrario. Aquellos chicos que quiero conseguir se me escapan y sin embargo vienen como moscas aquellos en los que no estoy interesada. Ahora mismo creo que me sobra el cromosoma Y.
Ella se rió.
-Pues, como viste, a mí también. Así que prepárate para un día sin chicos.
-Es lo que estaba esperando.
Lo primero que hicimos fue buscar alcohol, tarea que no resultó tan fácil como yo imaginaba. En ningún sitio nos lo vendían y habíamos decidido que esa vez no consentiríamos que ningún chico nos invitase. Ese día no queríamos rendirle cuentas a nadie.
-Hola-dijo el camarero, servicial e interesado.- Qué te pongo?
-Me pones… me pones cachonda guapo-mi voz intentaba ser seductora, pero lo cierto es que me estaba muriendo de risa.
Él no percibió mi diversión. Se rió rápidamente y se acercó a mi cuello. Me moví ligeramente,para evitar que nuestras bocas se juntaran.
-Tú tampoco estás mal cielo. Qué haces después de las 10? Ahora estoy trabajando.
Giré disimuladamente mi cabeza para mirar a lo lejos a Laura. Ella tenía una mano en la boca para disimular su risa. Con la otra me hizo señas de que continuase. Lo había escuchado.
-Mmmm… pues esta noche seguramente daré una vuelta por aquí –fue lo primero que se me ocurrió.
-De noche… perfecto. Sabes, yo tengo un telescopio que te podría hacer ver las estrellas.
Su ridícula grosería me hizo una gracia bestial. No podía seguir fingiendo.
-Jajaja. Como sigas diciendo burradas las estrellas las vas a ver tú en pleno día de la patada que te voy a dar el telescopio.
Él puso una cara de miedo, pero rápidamente empezó a reír. Laura se deshacía en carcajadas.
-Sabes Teo-decidí lanzarme a comprobar si era mi amigo.- esto era solo una apuesta con esa loca de ahí detrás.
-Las dos estáis como cabras-sentenció él, recordando a la Lolita que había intentado seducirlo por un Martini. De pronto el asombro se agolpó en su cara-Cómo sabes mi nombre?
Laura también estaba sorprendida.
-Soy Sara. Cuando teníamos 5 años jugábamos juntos.
-De verdad? Joder, como has cambiado tía. Y que buena estás ahora!
-Gracias-sonreí.
-Ahora en serio… qué haces esta noche? Prometo tener el telescopio guardado.
-Jajaja. Sabes, creo que ni siquiera voy a estar por aquí esta noche.
-Vaya… entonces dame tu teléfono y ya te llamaré para quedar algún día.
Me despedí de Teo. Laura me miraba con admiración.
-Tú sí que eres una diosa.
-No! Solo una simple sacerdotisa.
-Aún tienes mucho que enseñarme. Has sabido usar tus armas con una corrección increíble. Sabes que es lo que no te fallará nunca.
-De verdad ? Y qué es ?
-Pues desde luego, tienes un cuerpo brutal y sabes el efecto que este causa en los hombres. Aparte tienes una mirada muy penetrante y oscura. Y, por supuesto, tienes una imaginación y un ingenio innatos. Pero eso tú ya lo sabes.
Yo no lo sabía y se me antojó extraña esa visión sobre mí misma.
-No lo tengo todo tan claro como crees.
-Sí lo tienes. Así podrás conseguir a la persona que quieras.
-Últimamente me pasa lo contrario. Aquellos chicos que quiero conseguir se me escapan y sin embargo vienen como moscas aquellos en los que no estoy interesada. Ahora mismo creo que me sobra el cromosoma Y.
Ella se rió.
-Pues, como viste, a mí también. Así que prepárate para un día sin chicos.
-Es lo que estaba esperando.
Lo primero que hicimos fue buscar alcohol, tarea que no resultó tan fácil como yo imaginaba. En ningún sitio nos lo vendían y habíamos decidido que esa vez no consentiríamos que ningún chico nos invitase. Ese día no queríamos rendirle cuentas a nadie.
De pronto me acordé de que había sobrado Lambrusco del mediodía. A ninguna de las dos nos gustaba el vino solo así que empezamos a mezclarlo con coca-cola.
-Lo llamaremos “calimochusco”-propuso Laura.
-Será un éxito de vendas. Está buenísimo.
Juntas comenzamos una odisea de pubs. Bailábamos, cantábamos, bebíamos (no demasiado, puesto que nuestras reservas eran limitadas) y rechazábamos a todos los hombres que se nos acercaban, que esa noche fueron bastantes.
-Lo llamaremos “calimochusco”-propuso Laura.
-Será un éxito de vendas. Está buenísimo.
Juntas comenzamos una odisea de pubs. Bailábamos, cantábamos, bebíamos (no demasiado, puesto que nuestras reservas eran limitadas) y rechazábamos a todos los hombres que se nos acercaban, que esa noche fueron bastantes.
El sol aún brillaba, pero la fiesta era imparable y salvaje. Las anécdotas ese día se contaron por cientos, las risas por miles, la felicidad por metro cuadrado era infinita. Nuestras sonrisas se alargaban tanto que parecían querer escaparse de la cara y seguir extendiéndose en el aire.
Pero la alegría siempre es pasajera. En un momento determinado, Laura y yo entramos en nuestro enésimo bar. Ninguna de las dos había estado nunca allí. Era un local moderno que contrastaba con los vecinos. La decoración era muy novedosa.
Bailando, totalmente borracho, reconocí a un primo mío, el mismo que había perdido la noche que encontré a Laura. Lo llamé y lo convencimos para que nos invitase a beber. Empezamos a bromear con él. Pronto, él decidió que nos haría un “striptease”. Se quitó el cinturón y comenzó a darle vueltas imitando a un vaquero con su nudo. Nosotras nos reíamos. Se acercó a nosotras y, en un giro rápido y fuerte le tiró a Laura de la mano el vaso. El estruendo quedó apagado entre la música. Laura se agachó a coger una pulsera que también había salido despedida.
Pero la alegría siempre es pasajera. En un momento determinado, Laura y yo entramos en nuestro enésimo bar. Ninguna de las dos había estado nunca allí. Era un local moderno que contrastaba con los vecinos. La decoración era muy novedosa.
Bailando, totalmente borracho, reconocí a un primo mío, el mismo que había perdido la noche que encontré a Laura. Lo llamé y lo convencimos para que nos invitase a beber. Empezamos a bromear con él. Pronto, él decidió que nos haría un “striptease”. Se quitó el cinturón y comenzó a darle vueltas imitando a un vaquero con su nudo. Nosotras nos reíamos. Se acercó a nosotras y, en un giro rápido y fuerte le tiró a Laura de la mano el vaso. El estruendo quedó apagado entre la música. Laura se agachó a coger una pulsera que también había salido despedida.
Yo vi que, de espaldas a ella, se acercaba un chaval de unos 20 años. Pensé que vendría a ligar hasta que vi la cara que Laura ponía al verlo.
Él la agarró fuertemente de las manos y empezó a gritar.
5 comentarios:
Mmmmm... la intrigante Laura...
Ya me he comido hasta los codos pero, seguiré esperando y leyendo.
Sabes, me está gustando mucho esto de leer por capítulos. Para colmo también me prendí en la historia de tu amiga Antonella, asique entre vosotras dos ya tengo mi dosis de lectura-ficción perfecta! :D
Un besito.
Joder y nos dejas con toda la intriga!!! Si no hace falta que nos hagas estas cosas, con tu forma de escribir ya tienes asegurado que vamos a leer la historia hasta el final.
besos
Al igual que los comentarios anteriores, que intrigaaaaaaa!
Como ha cambiado la historia en esta parte!
Un besiño!
Vengo compenetrada en estas profundas palabras que armas en texto, no eh dejado comentario antes, pues me gusta leerlo en silencio como un buen libro, y aqui un stop, para que sepas que estoy, muchos besitos princesa, muchos...
vengo atrasado, ya salió la 8 !
y éste quién es? por qué la trata así?
sigoooooooo
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