miércoles, 5 de noviembre de 2008

Prólogo de una historia de princesas poco convencionales(parte 1)

Era una tarde de otoño reposada y suave como el balanceo de una mecedora. Las horas parecían haberse detenido a observar aquel mágico paisaje. Nada estaba quieto en aquel paraíso y sin embargo todo transmitía una paz enorme.
El agua corría cantando en aquel ridículo río, con más barro que peces, pero con tantas pequeñas cascadas que una persona aventurera y soñadora podría pasarse días enteros imaginando aventuras que podrían tener lugar entre sus aguas. Aventuras que siempre acababan hundiéndose como barcos de papel que se lanzan al mar.
Los árboles lloraban esa tarde hojas tan doradas que parecían haber sido pintadas con un cubo de oro líquido.
La felicidad era tan intensa que casi sentía como me hacía cosquillas entre las manos.
-Te acuerdas, Laura, cuando te dije que no me gustaba el otoño ?
Mis palabras rompieron el silencio como amuleto que espanta un hermoso hechizo.
-Sí, me contaste que sus colores te hacían recordar cosas antiguas, retratos en sepia que nadie mira ya. Que parecía que mismo las hojas de los árboles estaban oxidadas- me contestó mi acompañante con voz soñadora .
"Qué buena memoria tienes, Lau", pensé sonriendo.
-He cambiado de opinión.
Ella sonrío a su vez.
La tarde era reposada y lenta, pero a pesar de ello todo en el paisaje estaba vivo.
Junto al viejo molino de agua, dos chicas estaban tumbadas observando atentas la bóveda de hojas que las cubría y que impedía ver un cielo que auguraba una tormenta lejana.
Esas éramos nosotras, tan diferentes y a la vez tan iguales. Las dos estábamos en silencio porque creíamos conocer todo lo que la otra tenía que decir, porque las dos sabíamos que a veces la mejor música es el silencio. Las dos sabíamos disfrutar de cada palabra y de cada silencio porque ambas entendíamos que todo forma parte de nuestra vida: las cosas que dejamos ver y las cosas que ocultamos, los besos recibidos y los que nunca llegaríamos a dar, las ilusiones rotas y los sueños que aún tendríamos que soñar.
Bajé la mirada y la observé en silencio. Así, distraída y pensativa, con ropa casual, sin maquillar y con su preciosa melena clara semidespeinada parecía más que nunca un hada del bosque. Ella se dio cuenta de que la estaba mirando y desvió sus impactantes ojos verdes hacia mí.
-Las miradas hacen cosquillas desde lejos- dijimos al unísono.
Y de nuestros labios sonrientes comenzaron a manar carcajadas recordando el día en el que yo le había susurrado la razón por la cual los ojos eran unas armas de seducción mucho más poderosas que cualquier otra parte del cuerpo.
Entonces a ella se le encendió la mirada, como siempre que una idea genial le venía a la cabeza.
-Recuerdas, Sara, cuando te dije que no se me daba bien escribir ? – dijo imitando mi tono de voz.
- Sí, me contaste que te pasaba con la escritura lo mismo que te pasaba con los hombres, que siempre empezabas tus escritos con ilusión pero que te cansabas antes de llegar a hacer nada realmente interesante. Y también que…
- Ya sé lo que te dije!- me interrumpió con la dulce brusquedad que la caracterizaba.
A ella le gustaban las bromas, pero cuando ella tenía algo que decir siempre quería soltarlo en el momento, quizá por miedo a que la idea se fuese volando y se le escapase de las manos como tantas veces le había escapado la felicidad
- El caso es que yo también he cambiado de opinión.-continuó en un tono mas reposado.
- Ah sí?
-Sí, voy a escribir un libro.
- Y por qué ha cambiado tu opinión?
- Por qué tiene que cambiar por una razón?
Laura siempre contestaba con otra pregunta. Era la clase de persona que no se moja a no ser que la lances de lleno a la piscina. Eso era algo que exasperaba a la gente, sin embargo yo siempre lo encontraba muy divertido.
- Porque TODO tiene un motivo. El mundo se mueve por unas leyes, las personas actuamos por unas consecuencias. Yo, por ejemplo, he cambiado mi opinión sobre el otoño al descubrir hoy esta preciosa tarde a la que su tinte en color ámbar transmite mucha melancolía y a la vez mucha fuerza.
Laura ya estaba sonriendo, pero su sonrisa se hizo aún si cabe más sincera, más grande, más soñadora.
-Por eso –dijo simplemente. Cada palabra sonó con un tono tan exótico que parecía que en vez de contestarme estaba pronunciando un hechizo.
-Cómo?
Ella se limitó a posar su suave dedo sobre mis labios como señal para que guardase silencio. Yo sonreí y se lo besé con toda la dulzura que llevaba acumulada en esa tarde.
-Simplemente porque he encontrado a un personaje que es capaz de hacer interesante una novela de principio a final. Alguien de quien sé que nunca me voy a cansar. He encontrado la persona que llevaba tanto tiempo buscando por el camino equivocado- calló, quizá en un infantil deseo de crear intriga, pero yo ya sabía la respuesta: se le podía leer en todo su cuerpo. Se escapaba de sus ojos, se veía en su mano que ahora había abandonado mi boca para acariciarme lentamente el pelo.- Y esa persona eres tú, Sara.
Tenía unas ganas enormes de abrazarla pero me hice la dura.
-Esa novela no tendrá éxito.
-Por qué no?
-Simplemente porque la gente sigue disfrutando leyendo cuentos de hadas y nosotras somos unas princesas muy poco convencionales, no crees?
-No dije que escribiría esa historia para que le guste a la gente. Esa historia la escribimos nosotras Sara, esa historia es nuestra. Este es nuestro cuento de hadas y podemos contarlo como nos dé la gana, porque nosotras tenemos derecho a crear nuestro propio mundo y a creer en él. Precisamente por esto te lo he dicho. Quiero que escribas el prólogo de mi libro.
-Jajaja. Haces lo que sea por no trabajar eeh Lau.
-Idiota- me pegó suavemente en la cabeza con la mano con la que antes me acariciaba.
- Estás segura? Nunca has visto ningún texto mío… igual te destrozo el libro.
-Estoy segura de que lo harás mucho mejor que yo. Quiero que cuentes nuestra historia hasta el día en el que reinventamos nuestra amistad.
Yo no dije que sí, pero ella supuso que yo lo haría.
Lo cierto es que era fascinante como podía conocerme mejor de lo que yo me conozco a mí misma. Porque segundos después, las dos volvimos a observar las copas de los árboles, pero para entonces yo ya no pensaba en lo mucho que me gustaban sus colores. Yo estaba empezando a idear un esquema de cómo estructuraría nuestra historia, una historia de princesas poco convencionales.
-_-_-_-_-_-_-_-_-
Y aquí queda la primera parte. Las siguientes serán bastante más cortas que esta introducción.

8 comentarios:

Desastrilla dijo...

Preciosa la introducción aunque larga ejejeje me ha gustado mucho y me que quedado con ganas de más. Da gusto tener tiempo libre para poder leer con tranquilidad cosas así ejejeje Un beso!!

Polux dijo...

Lau... vaya... hay cosas que estan condenadas a repetirse para siempre...

que belleza...


ha sido un placer pasar por aquí.


un saludo.

malena dijo...

Ey, Sara! Me sorprendiste y muy gratamente!!! Si este es el prólogo del que antes hablabas, pues sigue así porque vas bárbaro. Me encantó y me dejó con intrigas y ganas de muuuuucho más!!
besotes!

ALMA Y ARMA dijo...

Me habia extraviado por los montes obscuros, y hoy regreso al bosque encantado para dejaros una rosa en vuestro umbral...

Hada del lago dijo...

Me ha encantado este prólogo y como dice Antonella: que vivan las princesas poco convencionales! :)

Tengo ganas de leer la siguiente parte :)

Un besiño

nestor dijo...

Hermosa historia y no repares en escribir, lo bueno se lee sin importar si es largo o brave.

A mi me gusta el otoño, la naturaleza muestra el revez de la primavera pero tiene su poarticular belleza.

de acuerdo con el relato en que los ojos de una mujer son lo mejor de su cuerpo y si va acompañada de una profunda mirada ni comparar...

buen finde, amiga.

[ кeя ] dijo...

A mi me parece que lo de menos es la longitud...

una amistad tan sincera y tan... bonita, no se encuentra muy a menudo.

Me gustó lo de que las miradas de lejos hacen cosquillas =) es una forma muy poco convencional de describirlo.

un saludo!

Isia gey dijo...

Muy bonito, sí señor, la parte en la que explica lo de que van a escribir su historia juntas me ha parecido muy dulce, emotiva se podría decir.

Y esta frase en particular me gustó mucho:

Mis palabras rompieron el silencio como amuleto que espanta un hermoso hechizo.

Creo que queda muy bien donde la escribiste. Besos