Lágrimas de naturaleza, sonrisa de alma

Que extraño es hoy el resplandor de la luna.

Vago y mortecino, tiñe con su enferma luz esta tierra haciendo que todo parezca irreal.

Sí, hoy la luna tiene un brillo que no da luz, sino que crea sombras.

Parece que hoy la luna está triste.

Las estrellas fugaces son sus lágrimas.

Mágicas.

De echo, parece que todo está llorando.

El grifo averiado, los pétalos de flor de primavera que caen ante la llegada de este inusual verano...

Son lágrimas extrañas, pero son lágrimas.

Al fin y al cabo todos tenemos diferentes formas de manifestar la tristeza.

Mi alma tambien lloró a lo largo de su vida distintos tipos de llanto.

También ella dejó caer hojas de lirios y de rosa tras sus primeros amores.

Ella lloró copos de nieve que enterraron y tiñeron de blanco esas rosas.

Ella tuvo de suspiro al mismo viento y corrió loca acariciando las olas de mares lejanos.

Esa alma que sangró estrellas cuando asesinaron sus ilusiones.

Pero esa alma desechas las huellas, las cicatrices.

Hoy esa alma se ríe de la luna, del grifo, de las flores de primavera.

Hoy, esa alma suelta pájaros al vuelo,

acaricia fragancias,

se escapa al encuentro del amor pasajero.

Canta bajo los tejados

y cuenta a los niños historias de princesas que no acabaron comiendo perdices con su príncipe pero, a pesar de todo, son felices.

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Me he visto reflejada en mis antiguas lágrimas y la imagen que se me ofreció fue la de una niña que aún tiene ganas de jugar a solas.

Me he visto desnuda en una lágrima demasiado azul para ser verdaderamente agua.

El mundo nunca dejará de asombrarme con su magia.