miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un año que se va

Un año menos...
Mueres 2008, y dejas en tu tumba tantos besos, tantas esperanzas, tantos sueños que ya no crecerán en ti.
Un año más...
Solo espero que todo lo vivido me ayude en este nuevo año, que extiende ante si infinitos caminos de luna con multiples posibilidades.
Miles de propósitos y una hoja que se arranca sin piedad, con una sonrisa.
Porque a pesar de todo el tiempo no ha podido conmigo ni con mis infinitas ganas de seguir viviendo.
Y así estoy... arrancando con una sonrisa un calendario, símbolo de 365 días cargados de anécdotas, de caras, de sentimientos que nunca olvidaré.
Te vas, 2008, pero no sin dejar huella.
Ninguna de tus horas ha pasado en vano.
Me siento infinitamente pequeña al pensar en que este 09 traerá consigo otros tantos momentos que recordar.
Bienvenido sea.
Feliz año a todos

lunes, 29 de diciembre de 2008

Conociéndome

Se puede saber donde se ha metido mi tristeza?
Quizá le han puesto una venda a su mirada asesina.
Puede ser que mi angel de la guarda le haya cortado la alas.
Nunca lo sabré y no me importa.
Hoy me basta con saber el truco para que mis sonrisas se extiendan hasta el cielo, para tocar con el borde de mis labios un paraíso que yo tengo más cercano y más cálido aquí en mi trocito de mundo junto a tí, junto a vosotros.
Me basta con saber la estrategia para convertir noches en fábricas de carcajadas, unidades de producción que solo explotan las ganas de que el mundo pare.
Me basta con conocer la receta para cocinar ansias de vivir.
Pero, sobre todo, me sobra todo lo demás si tengo conmigo las semillas para plantar en el camino mis proyectos de mundo ideal y el fertilizante para hacer que florezcan únicas.
Solo así haré que los recipientes de lágrimas se conviertan en mares donde jugar a ser sirena.
Solo así haré que el sonido de silencio alumbre en las noches sin luna.
Solo con eso conseguiré que el brillo de los ojos a punto de llorar se transforme en la luz de una mañana de verano.
Solo con eso, dormiré esta noche tranquila, soñando sin sueños que no son capaces de realizar.
-_-_-_-_-_-_-_-_-
Acabo de volver de viaje y esta vez me he traído conmigo toda la alegría que recojí allí.
Hoy lo único que me agobia es que no podría acabar de dar las gracias a la gente por todas las sonrisas que me regalan día a día.
Si tuviese solo un gramo más de felicidad, rebentaría(:

viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Qué me estará pasando? (:

No sé que me pasa, pues el más dulce sueño empiezo a vivirlo en el momento en el que me despierto por la mañana.
No sé que me pasa, pues en mi cara empiezan a formarse grietas de tantas sonrisas.
No sé que me pasa, que busco algún problema y no lo encuentro.
De pronto veo que se me extiende una mano que me promete que nunca más caminaré sola, que me ayudará a no caer, y a no romper mi alma en trozos cuando sí lo haga.
Ahora, mis ojos solo perciben luz, mis oídos música celestial, mi olfato esencias que anteriormente estuvieron prohibidas, mi gusto dulzura...
...Y que suerte tienen estás manos que pueden tocar la suavidad de tu pelo y sentir el calor de tus caricias.
He decidido dejar de vivir muriendo. Hoy prefiero morir viviendo.
He abierto mi armario y he desterrado de él la vanidad, el miedo, la verguenza. Lo he llenado con ganas de aprender, con brillos bajo el agua, con susurros de gato, con un poco de nada.
Porque a mi vida le faltaba esa "nada" para llenarse, ese espacio donde solo entro yo misma, ese lugar donde pueda echar algo de menos, donde no ahogarme con las multitudes.
He abierto de nuevo las puertas de mi paraíso y le doy las llaves al primero que encuentro.
No sé que me pasa, pues la felicidad ahora es tan grande que se escapa por todo mi cuerpo a través de sonrisas y canciones.
No sé que me pasa, pues ahora mi carrera tiene meta.
No sé que me pasa... no puedo saberlo, pero lo supongo.
Creo que lo que me pasas eres tú.
-_-_-_-_-_-
Creo que con esto hago record de mi entrada más corta. Ahora mismo me voy a prepararme para una noche que se antoja genial.
Un beso a todo el mundo^^

sábado, 13 de diciembre de 2008

N de Nostalgia (abecedario)

No hay amor tan leve que no dure eternamente
Ni pasión tan fugaz que cenizas no deje
Nadie separa totalmente el pasado del presente.
Noches de sueño dorado, ardiente,
No abandonéis aún mi mente…”

_______________
Noticia de última hora: se acerca a mi corazón un caballero de extraña armadura,
Nobleza discutible.
Nostalgia… dicen que se llama.
Noto que vuelven a turbarme tus recuerdos.
No puedo simplemente dejar atrás ese miedo:
Nube que se enreda entre mi alma por miedo a no volver a sentirlo.
No… no puedo olvidarlo.
Novelas que escribíamos a oscuras,
Nudosos nuestros cuerpos que se enredaban como pieza que falta de un puzle,
Nombres gritados
Néctar que desea ser bebido
Nutriendo nuestras existencias de intensa felicidad.
Norte de una brújula estropeada:
Nómade de labios decidí hacerme y perdí tu paraíso.
Noción del tiempo que se quedaba fuera de esa habitación:
Nuestro refugio,
Nuestra guarida,
Nido de tantas ilusiones que crecían tatuándose en nuestras pieles,
Nicho donde quedaron sepultadas.
No…
Necesito volver a ser la meta que impulse tu vida,
Nube que acaricie tu pelo mientras caminas
Nenúfar en tu estanque,
Náyade de tu eterna fuente de lava,
Nuestro lago de aguas turbulentas.
Navegar en él en la tormenta.
Nadar en él hasta hundirme en su intensidad,
Nuevamente,
Naufragar entre tus brazos…
Nacer de nuevo…
Nunca dejaré de buscarte cada invierno, para que me des traigas el calor que el mundo se empeña en negarme.

-_-_-_-_-_-_-_-_-
Y tras un laaaargo parentesis vuelvo a mi abecedario.
La N podría ser de nunca, de no de nada, de nadie... Pero como hoy será simplemente de nostalgia, porque los recuerdos no dejan de desaparecer.
El primer poema (entrecomillado) pertenece a un texto mío de hace años. Hoy los estaba releyendo y me llamó la atención que empezase por la letra que me tocaba. Por eso los puse de introducción.
El texto no va dedicado a ningún amor en concreto. Está dedicado a todos los que he tenido y tendré.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Sonrisa(:

Caso uno:
Ella se encuentra hundida bajo el peso de sus propios miedos. Derrotada, se deja caer ante un ordenador, dispuesta a plasmar toda su tristeza en un escrito. Pero ese día, los sentimientos no salen. Hacen una bola en la garganta. Una bola que no permite gritar, ni llorar, que deja que todo se pudre dentro.
En el Messenger alguien la invita a enviar imágenes por web cam. Sin darse cuenta siquiera, acepta. Se queda mirando a la pantalla, triste, en las que las letras empiezan a bailar una triste danza tras una cascada que empieza a correr.
La ventana del Messenger parpadea. Es él.
Él: Si que cuesta ver sonriendo a este pequeño angelito.
Ella: sonrisa… ya no me acuerdo de lo que significaba eso.
Él: no digas tonterías. Las sonrisas son gratis.
Ella: Las mías no pueden comprarse ni con todo el oro del mundo.
Él: Te equivocas. Tu sonrisa solo cuesta 17 céntimos.
Ella: Ah sí?
Él: te lo demostraré.
Ella espera, pero la sonrisa no llega. De pronto el móvil empieza a vibrar. Nuevo mensaje.
Sms: Angelito, no me hagas quedar mal delante de la cámara. Sonrie. Te quiero.
Si la sonrisa hubiese sido solo un milímetro más grande, habría desgarrado un rostro que empezó a llorar de felicidad.

_____________________________

Caso 2:
Ella camina, ausente. Mira el reflejo de su propia figura en los cristales de los escaparates de las tiendas mientras piensa cuanto se odia a sí misma.
De pronto, alza la vista y su mirada se cruza con unos ojos verdes en los que ya se había sumergido anteriormente.
Él: Princesa! Que sorpresa.
Ella: Si, hace mil años que no nos vemos.
Silencio.
Él: te he echado muchísimo de menos.
Ella: y yo a ti. Te necesitaba.
Él la mira de arriba a abajo con visible preocupación.
Él: vamos a una cafetería?
Ella: no me apetece demasiado beber...
Él: entonces vamos a la tienda de golosinas.
Ella no tiene fuerza para resistirse: Puede enfrentarse a sí misma pero no a él.
Él empieza a recorrer la tienda.
Él: mira princesa! Huevos de chocolate de Hello Kitty!
Ella: Que monada!!
Él: te invito a uno.
Ella: no me apetece…
Él: lo tomamos entre los dos.
Se sientan en un banco y comen. El Kitty en miniatura le pareció precioso a ella. Él mira dentro de las bolsas que estaba llevando.
Ella: son regalos de navidad.
Él: ya veo.
Ella: Que quieres que te regale a ti?
Él: Por qué me ibas a regalar tú algo?
Ella:… Porque te quiero y me gustaría agradecerte de alguna forma todo lo que haces por mí.
Él: Si de verdad quieres hacerme un buen regalo, entonces junta todo el amor que te he dado, ponle un lazo así de mono (agita la bolsa con ironía) y devuélvemelo. Así podría intentar darselo a otra persona. Creo que sería un buen regalo, aún mejor que esos sms tan emotivos que me envías cada año nuevo, que enciende una esperanza en mí que dura exactamente un año… hasta que me vuelves a enamorar con el siguiente.
Ella: … creo que eres la única persona que conozco que se enamora solo de un sms.
Él:… Sí… bueno…. puede que al fin y al cabo, tú también tengas algo que ver en todo eso…
Ella: Sabes?, voy a hacerlo.
Él: Eh?
Ella: Voy a regalarte todo el amor del mundo… y además con un bonito lazo rosa encima! Pero solo con una condición.
Él: (divertido) Cual?
Ella: Me gustaría que me invitases a otro huevo de Hello Kitty.
Dos sonrisas se enroscaron esa tarde. Dos sonrisas de dos imbéciles que no saben vivir el uno sin el otro y dos miradas que parecían decir al unísono dos palabras: te necesito.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

No sé si podría sonreír si no os tuviera y prefiero no saberlo. Solo sé que hoy, gracias a vosotros, no puedo dejar de hacerlo. Y por eso os doy las gracias.
Gracias por haber logrado no solo que os quiera con toda mi alma (cosa que es bastante fácil siendo como sois personas tan maravillosas), sino por haber conseguido algo mucho más difícil: que me quiera a mí misma.



lunes, 8 de diciembre de 2008

Prólogo de una historia de princesas poco convencionales (final)

Estaba tan absorta en mí misma que no percibí que el móvil había empezado a moverse. El sonido que hacía al desplazarse sobre la mesa debido a su fuerte vibración me pareció la música más hermosa del mundo en ese momento.
Con las pocas fuerzas que me quedaban lo agarré y acepté la llamada.
Esperé a que ella hablase, pero tampoco Laura tenía claro que decir. El silencio no era dulce como otras veces. Era incómodo, como un invitado inesperado. Como las presencias que se intuyen en las películas de terror. En ese silencio estaban gritando nuestros miedos.
-Bueno- arrancó la conversación ella.- ya se me han pasado las ganas de matarte. Creo que tienes una cierta razón, y aunque no comparta tu visión tengo que reconocer que tú tienes más experiencia que yo en esto y puede que esta idealización que he tenida solo sea producto de la ilusión de las primeras veces.
-Podremos seguir viéndonos no?
-Más te vale que sí.
Las bromas sonaban, en ese contexto, brutas y sucias pero a pesar de todo necesitábamos relajarnos.
-La verdad es que la vida te da muchas sorpresas. Fíjate, tú ayer eras para mí poco más que una anécdota. Hoy eres mi ex.
Se rió secamente.
-El cambio es mayor en mi caso.
-Ah sí? Y eso por qué?
-Tú ayer eras un recuerdo dulce. Hoy eres mi princesa, la representación de todo lo que busco y no encuentro. Hoy eres mi amor platónico.
-Laura, desengáñate. Casi no me conoces. Tengo muchísimo defectos, muchos más de los que puedas alcanzar a concebir. No me idealices.
- Eso es lo que más me llama. El desconocimiento. Sé que tienes encerradas en ti muchísimas virtudes y lo peor es que no tengo la oportunidad de buscarlas.
-Ahí te equivocas, sí la tienes. Yo no me voy a cerrar contigo. Laura, nuestro problema es que nos hemos equivocado al plantear nuestra relación. Esto nunca funcionará como romance pero puede ser el comienzo de una amistad maravillosa. Y eso, la amistad, es el único vínculo que no se agota pasado el tiempo.
Yo quería creer en lo que estaba diciendo, quería convencer a Laura de que la necesitaba, pero no la podía tener. De que las dos necesitábamos marcarnos unas distancias para no asfixiarnos mutuamente.
Las dos juramos por teléfono, que no dejaríamos que la otra volviese nunca a nuestra condición de recuerdo. Que seríamos fortaleza en nuestros respectivos miedos, que seríamos luz en la oscuridad, que nuestra llama no se apagaría nunca. Prometimos que seguiríamos visitando ese molino, nuestro recién adquirido reino, cada vez que tuviésemos oportunidad. Prometimos que…
-----------------------------
-Sigues ahí Sara?
Abrí los ojos.
Allí seguíamos las dos, en nuestro río, mirando a los árboles disfrazados de otoño.
-Sí.
-En que pensabas?
-En nosotras, en nuestra historia. La he estado escribiendo mentalmente. Sabes, es bastante larga e intensa. He ido repasando uno por uno cada sentimiento.
-Guárdalos para cuando tengas delante algo con que escribir.
La miré. Sí, era fascinante. En sus ojos verdes veía reflejada mi propia cara. Decidí que podría estar mi vida entera y todas las que vengan mirándome en sus pupilas.
-Laura, como te imaginas que estaremos dentro de 20 años?
-Más viejas.
-Es que si somos más jóvenes sería preocupante!
-A que te refieres?
-Como será nuestra relación cuando maduremos? Cuando tengamos una vida asentada, con responsabilidades, con estrés… crees que seguiremos teniendo tiempo para contar historias de princesas extrañas? O piensas que nuestro destino es ser siempre unas locas bohemias, incomprendidas por la inmensa mayoría de la gente. Disfrazándonos de gente normal cuando en realidad no tenemos nada que ver con ellos…
-Yo creo que el destino no está determinado aún. Nosotras somos quien lo escribimos. Y yo ya he decidido que quiero que me vida sea un cuento de hadas. Una historia de princesas. Y gastaré toda mi fuerza para que así sea.
El silencio volvió. Sus palabras se quedaron suspendidas en el aire, mezclándose con el sonido del agua del río. Agua que fue testigo de nuestra sinceridad, de nuestra complicidad… podría decirse que de nuestro amor. Un agua que siguió bajando, corriendo entre las rocas, cantando una historia de princesas, nuestra historia… Un cuento que había decidido llevar hasta el mismo mar, un relato que susurrarle a las estrellas en las noches de luna. Una fábula en el borde de lo sensato y lo insensato, en la frontera del amor y la amistad.
Aún no sabría definirla. No es mi novia, tampoco mi amiga, pero es muchísimo más que una simple compañera en este viaje que es la vida.
Pero hoy he comprendido que no necesitamos etiquetarlo todo. Los grandes sentimientos nunca tienen definición, y cuando la tienen, esta puede generar muchísima polémica.
Esta torpe lengua aún no ha creado una palabra para definir lo nuestro. Por eso, cuando alguien me pregunta quién es ella, solamente puedo nombrarla de una forma: ella es mi princesa.

Fin.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
“Quise un final feliz y me quedé en el prólogo…”
Gracias a todos los que siguieron esta historia. Espero que hayais disfrutado la mitad leyéndola de lo que yo he disfrutado creándola.
Y sobre todo, gracias a Laura, mi princesa, cuyo espíritu único y libre me incitó a escribir la historia, nuestra historia. Un relato que aún hoy seguimos creando.

Ahora toca volver al abecedario. Nos habíamos quedado en la N;)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Prólogo de una historia de princesas poco convencionales (parte 11)

Me desperté suavemente cuando la luz del sol llegó a mi cama. Todos las imágenes del día anterior volvieron de pronto a mi cabeza y entonces supe que tenía que rendirme.
No, no podía salir con Laura. Yo la quería, pero aún tenía ciertos problemas para aceptar mi bisexualidad.
No me sentía segura de mi misma. No me imaginaba besándome con ella en medio de una calle llena de curiosos, explicándole a un público que efectivamente me gustaban las chicas, no estaba preparada para correr en la boca de toda mi familia, de todo mi instituto… Sí, la quería, y mucho, pero sabía por experiencia que el amor, aunque íntimo, no sobrevive a las escondidas, y que nunca termina de funcionar cuando amamos con tantas miradas encima si no tienes dentro de ti una seguridad absoluta.
Cogí el móvil para llamar a Laura lo antes posible. Entonces vi que ella me había mandado un mensaje: “día 1 de la que espero será una larga lista. Perdona por mandarte el sms tan temprano pero quería ser la causante de que se abran esos ojos negros. Te quiero”.
Me sentí rendida, pero tenía que tener valor. No podía dejarlo escapar, cuanto más tiempo pasase más le iba a doler. Sabía que estaba haciendo lo correcto pero, a pesar de todo, cuando pulsé el botón de llamada no pude evitar sentirme como si estuviese apretando el gatillo de una escopeta contra una mariposa. Me cogió al momento:
-Hola cielo.
-Laura quiero hablar contigo.
-Supongo, por eso me llamas, no?
-Me refiero a que tenemos que hablar de lo nuestro.
-Sara, que te pasa?
¿Qué me pasa? He ahí la cuestión. Ni yo podía saberlo. Me pasaba que tenía miedo de mí misma, de ese misterioso amigo que era mi conciencia. Me pasaba que tenía tanto miedo a equivocarme que prefería sencillamente no jugar la partida, rendirme. Sentarme y esperar a que el amor llegase a mí de una manera sensata, es decir, resignarme a no enamorarme nunca.
Todo el discurso que tenía preparado se escapó de mí cabeza. Me dejó sola, tirada en un desierto con oasis prohibidos, condenada a caminar siempre sobre esa arena ardiente por no tener el valor suficiente para ser feliz. Solo pude decir:
-Laura, lo siento, pero tenemos que dejarlo. No estoy preparada…
Silencio…
-Laura, sigues ahí?
-Sí.
-Estás enfadada,no?
-No. Estaba pensando que eres la pareja más maravillosa que he tenido y también la que menos me ha durado.
-No es por ti, es por mí. Sabes que yo te quiero muchísimo…
-Me quieres, pero no lo suficiente. Sigues anteponiendo a las terceras personas a mí e incluso a ti misma.
-No es exactamente así…
-Sí lo es. Contéstate una pregunta: si yo fuese un chico, habrías seguido hasta el final?
Yo no podía mentirle.
-Sí.
-Necesito tiempo para pensar, te llamo luego.
Entonces sí me sentí abandonada. Me lo merecía y a pesar de todo no podía soportarlo. Ahora sabía que la cosa era mucho más complicada de lo que había imaginado. No podía vivir con ella… pero tampoco sin ella.
Durante horas esperé con el móvil en las manos, lágrimas en los ojos y, sobre todo, muchísimo dolor en mi alma.